El fútbol boliviano está lleno de historias, de momentos
épicos, de alegrías y de tristezas, de finales felices, de lamentables y otros
con un final abierto como el del guardameta Rómel Quiñónez que busca volver a
ser la gran figura del fútbol boliviano como lo hizo hace cuatro años atrás.
Fue la noche del 18 de julio de 2013, hace ya cuatro años atrás, cuando Rómel Quiñónez pasaba de ser el villano del partido a convertirse en el héroe celeste y el punto inicial de una ascendente carrera deportiva.
Aquella jornada Bolívar enfrentaba a Wilstermann por las
semifinales del torneo de invierno Copa Cine Center, en el cotejo de ida la Academia ganó por 0-4
por lo que un empate pondría a los celestes en la final del campeonato de
pretemporada.
Sorprendió que el entrenador Miguel Portugal dejó en el
banco de suplentes al arquero titular Marcos Argüello y en su lugar puso al
juvenil Rómel Quiñónez. ¿Exceso de confianza?
La noche se vino encima para Bolívar y Quiónez a los 5’
con un gol de Gerardo García Berodia, y a los 47’ con un taco de Rodrigo
Ramallo para poner a Wilstermann 0-2 a favor.
En la segunda parte llegaron otros dos goles de
Wilstermann, a los 89’ David Mainz puso el tercero en un contragolpe y a los 92’
Gianakis Suárez hizo el cuarto de la noche.
Antes de que finalice el partido la gente empezó a gritar
“Argüello, Argüello, Argüello” exigiendo al DT Portugal que haga urgentemente
el cambio en el arco, pero el entrenador no pudo hacerlo porque ya había
realizado todas sus sustituciones en el partido.
No era la noche de Quiñonez, recibió insultos y silbidos
desde todas las partes del estadio. Todo cambió cuando tapó los penales de
Edward Zenteno, Sebastián Romero y Hugo Suárez que desató la alegría de la
gente.
Tras tapar el último penal, todo el estadio coreó “Quiñónez,
Quiñonez, Quiñónez”, sus compañeros abrazaron al guardameta, pero fue por un
breve tiempo porque salieron rápido de la cancha, no quisieron festejar junto a
sus seguidores.
En los vestuarios Quiñonez aseguró que no estaba molesto
con nadie, solo que se sentía dolido por lo que dijo la gente reprobando su
actuación, pero que sentía que tuvo al menos 10 minutos de revancha en los
tiros penales.
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